
Porque me apetece celebrarlo.
Porque este es mi pequeño homenaje.
Porque ya es hora de que actualice el blog.
Porque no se me ha ocurrido nada mejor que escribir.
Unas flores de colores, unos árboles, el aire limpio, la brisa salada, el ruido de las olas al romperse, la tranquilidad, el silencio, y un jardín... junto al mar...
Hace un par de meses me propuse tomarme la vida con calma, viviendo el día a día, intentando no planear demasiado el futuro, porque nunca sale como tú lo habías previsto, y dejas de prestar atención a lo que te rodea en ese momento.
Pero estas últimas semanas me he visto obligada a planear. A planear qué haré el año que viene. Acabo el curso en julio, por lo que debo empezar a plantarme cuál será mi próximo camino. Tengo que decidir qué quiero estudiar, en qué escuela, en qué ciudad… demasiadas cuestiones a las que aun no me veo capaz de dar respuesta…
No me gusta planear las cosas, soy amante de la improvisación, de decidir en el momento. Pero sé que en este caso no puedo hacerlo, porque no puedo arriesgarme a quedarme sin plaza en una escuela por haber tardado demasiado tiempo en decidirme. Así que aunque no me gusta mucho, voy a empezar a planear mi vida, sólo esta vez, como una excepción.